
- Sin ninguna duda.
...
-Los años pesan mucho, en verdad. Pero tenemos tanto que agradecer. El paso del tiempo nos envejece, pero también nos da el día y la noche. Y cuando morimos, siempre hay alguien que ocupa nuestro lugar.
Su reloj marcaba las nueve y media y se encogió al pensar en el tiempo que había perdido. Se levantó y echó a correr a medio galope en dirección oeste, asombrado de haber recuperado sus fuerzas, pero maldiciéndose por las horas que había desperdiciado en ello. No tenía consuelo. Hiciera lo que hiciera ahora, le parecía que siempre llegaría demasiado tarde. Podía correr cien años y seguiría llegando justo cuando las puertas se cerraban.
En última instancia, una vida no es más que la suma de hechos contingentes, una crónica de intersecciones casuales, de azares, de sucesos fortuitos que no revelan nada más que su falta de propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias a vuestros comentarios mi blog es cada día mucho mejor. Gracias :)