Mis periquitos.

sábado, 28 de enero de 2012

¿Dónde están los buenos amigos que nunca se iban a ir?

Las penas que solo eran penas para los demás, la amiga que siempre decía sí.


martes, 24 de enero de 2012

Llegué a la edad en que se tiene el propio dominio de las propias cualidades...

Recuerdo aun el impetuoso espasmo, 
los besos húmedos, los fogosos músculos, 
la palidez, el apretar los dientes 
de aquel ser, todo absorto. Son instantes 
atroces, si no fueran tan divinos. 



domingo, 15 de enero de 2012

sábado, 14 de enero de 2012

Hoy todo encaja.

Hoy es uno de esos días que, de verdad, empieza con una sonrisa. ¿Sabes cuando miras en derredor y todo te parece más bonito: los árboles que te rodean, el cielo o una nube tonta con aire de tener algo que decir? Pues eso, en pocas palabras, que te sientes en perfecta sintonía con el mundo, tienes lo que se dice un buen feeling... Con el mundo, además.

lunes, 9 de enero de 2012

Tenía miedo.

Ahora sentía miedo. Un miedo que no tenía una localización exacta en su cuerpo. Que no afectaba a su sistema respiratorio, ni a sus glándulas sudoríparas, ni a su locomoción. Que no le pertenecía, pero que se posaba en él. Era un miedo que se oía como un bisbisear. Que provenía de la confidencia de las cosas. De la experiencia de las cosas. El miedo a la posibilidad de ser borrado. El miedo a la desaparición.



sábado, 7 de enero de 2012

Quiero que vengas junto a mí por décima vez,

que me agarres la mano, que me digas que si yo no estoy que no comprendes la vida, que las horas se te hacen eternas. Quiero que me lo recuerdes, tengo poca memoria y muchas de estas cosas a veces se me olvidan por mucho que insista en su consideración diaria.
RECUERDAMELO.
Tápame los ojos si hace falta o incluso tápatelos tú.
Pero es que yo te amo.

jueves, 5 de enero de 2012

Y es que te amo.



Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí, para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender, coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. 
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca, y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos, el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.





domingo, 1 de enero de 2012

Palabraassss


Se utiliza la palabra amistad para denominar estados de exaltación parecida a la que genera el alcohol. Pero a la hora de la verdad, cuando las cosas se ponen difíciles,¿con cuantos "amigos" puedes contar?
Utilizamos la palabra amor para denominar al tío o tía que nos hemos tirado un fin de semana, pero del que no sabemos ni su apellido.
Utilizamos la palabra problema para denominar esos momentos en los que el coche no te arranca, o el día amanece con lluvia y tu no tienes chubasquero.
Utilizamos la palabra desgracia para denominar cualquier pequeña desavenencia del día a día.
Utilizamos la palabra enfermedad incluso para un pequeño resfriado.
Vivimos en una sociedad en la que nos volvemos locos buscando la talla perfecta de nuestras ropas, sin darnos cuenta que a menudo, las palabras que utilizamos, nos quedan demasiado grandes. 

El 90% de mí es ÉL.

El 90% de mí es ÉL.

No estamos hablando de lo mismo.

No estamos hablando de lo mismo.
A ver cuando te enteras que la felicidad no es tenerlo todo, a ver cuando te enteras de que tenerlo todo se llama ambición. Yo soy ambiciosa, pero gracias a la ambición soy feliz. Y me gusta serlo.

Que nos miren,

Que nos miren,
que se jodan.