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Todo lo que piensen los demás de nosotros nos duele, aunque intentemos convencernos de que no nos hará daño su sinceridad |
Nada más levantarnos todos los días nos miramos al espejo y empezamos a sacarnos defectos: me veo gorda, tengo unos dientes horribles, mi pelo es imposible de dominar, no le gusta a la gente cómo soy, no tengo pecho, no me gustan mis piernas, tengo que adelgazar, tengo acné, nadie querría estar nunca conmigo... Estos son ejemplos de estereotipos que nos meten en la cabeza desde que nacimos y que poco a poco vamos creciendo con ellos.
Quiero decir que la perfección no existe a nuestra manera y cada uno de nosotros, diferente, es perfecto por dentro y por fuera, cada persona es diferente a otra y así sucesivamente. Si todos fuésemos iguales no existirían la palabra PERFECCIÓN, por la cual todos nos peleamos continuamente.
Duele que hoy en día sea más importante de qué tienda son tus pantalones y que tipo de champú usas QUE TU PROPIA PERSONALIDAD.
DUELE MUCHO.