Que poco a poco vamos madurando, aunque duela. Muchas amistades perdidas, otras ganadas, relaciones rotas llenas de sufrimiento,como si de una vida entera se estuviera hablando.
Pues no, en realidad estoy hablando de este último año, para ser exactos de este verano, un tanto extraño.
La he perdido a
ella, esta vez sí, a mi mitad, al chica rebelde, la que no hacía más que insultarme(y yo a ella) pero que quería más que a nadie.
Ya no está.
He ganado a más de una y uno. A las que odiaba a muerte, con los que no me hablaba...
Otras
se van para no volver y es lo que más me duele porque eran las más especiales.
Sobre todo, lo he ganado a
él, la persona que me saca una sonrisa, por muy absurda que sea, la persona que
me aguanta,
me extiende su hombro,
me abraza sin pedírselo,
me besa y sobre todo día a día y en el momento menos inesperado se acerca a mí, y
me susurra al oído un ligero
te quiero...
Gracias a él todos estos cambios en mi vida son más leves, y casi no duelen.
Te quiero.